Thursday, March 23, 2006

El poder de la información

Hola a todos, esto publiqué en una revista del Centro Latinoamericano de Orientación (CLO) de Eindhoven, contando mis vueltas (una entre muchas) de la burocracia holandesa...


Soy José Villegas, y estoy en Eindhoven realizando mis estudios de doctorado en la TU/e. Llegué un frío sábado 14 de enero sin conocer nada más que a mi supervisor de estudios por medio del correo electrónico y una sola conversación telefónica. Me enfrenté a este nuevo mundo con mi escaso y no tan bien hablado inglés y nada más, con las limitaciones y problemas que esto implica. Hice todos mis trámites iniciales empujado por lo que me decían que debía hacer, ayudándome a nivel tal de sólo tener que ir a los lugares "a poner la cara" y la firma.

Debo reconocer que la rapidez de algunos trámites se lo debo agradecer a mi nacionalidad de español, aunque de español sólo tenga eso: la nacionalidad. Tal es la rapidez que el 19 de enero ya estaba empadronado en el municipio y con mi SoFi nummer listo. El 20 ya había abierto mi cuenta bancaria, y el 25 iniciado los trámites de mi seguro de salud. A todo esto, ya era un empleado formal de la universidad. Tal fue la rapidez de todo, que en menos de dos semanas me sentí tan solo de no tener nada más que lidiar con la rutina. Empecé a buscar la contención que uno necesita en el tiempo libre y que en su tierra se la brindan la familia y los amigos. Luego de muchas, pero muchas vueltas conocí el CLO, que me permitió iniciar grandes contactos, y de empezar lindas amistades. Mi primera aparición "oficial" en el CLO fue cuando asistí a uno de los seminarios que trataba de las elecciones municipales que tuvimos hace poco. Allí me enteré entre otras cosas que como ciudadano de la UE podría votar sin problemas, y aquí es donde comienza mi aventura.

Mi afano por votar es un poco heredado de familia y por una costumbre latina de participar, así que si había la más remota probabilidad de participar, lo iba a hacer. Por ello me apersoné en las oficinas de la municipalidad de Eindhoven para preguntar si estaba habilitado para votar, explicando que soy un ciudadano europeo, por supuesto. "--No, no puede. Debe de esperar a estar con cinco años de residencia en Holanda" es lo que me respondieron. Como es la "voz oficial" uno tiende, con la ilusa idea de que estamos en el primer mundo, a pensar que es la mera verdad. Cuando le comenté esto a Cliff y a Milagros ellos me afirmaron que no podía ser, porque soy un ciudadano europeo y tengo el derecho. A esto yo pensaba, pero si me lo dijeron en la municipalidad debe ser verdad. Con la duda encendida, dije que iba a ir de nuevo, con una impresión de una página web en holandés donde se afirmaba esto. Y así fue, fui exclusivamente a hacer esta pregunta de nuevo, a todo esto con mi precario inglés mediante: "--Quisiera saber si puedo votar, porque soy ciudadano europeo". La pregunta inmediata que viene del empleado municipal es "--¿Cuánto tiempo lleva Ud. aquí?", "--un mes y medio". Con risas mediante la respuesta fue "--No señor, debe esperar a estar cinco años aquí antes de poder votar". Así que procedí a mostrar la "documentación" que así lo afirmaba. "--Parece que sí, lo derivo con la persona que sabe del asunto", fue la respuesta.

Así que con la persona "que sabe" del asunto empecé con mi recitación: "--Quiero saber si puedo votar, soy europeo", con la pregunta y respuesta posterior de mi tiempo de residencia. A lo que me seguían insistiendo que debía esperar 5 años, con lo que tenía que mostrar la impresión de la página web. Así que luego de la consulta pertinente por teléfono, me confirman que era cierto lo que yo afirmaba, que podía votar, pero sólo si estaba registrado antes del 22 de enero en el municipio, con lo cual no podía votar de nuevo. "--Pero por qué, si yo me inscribí el 19 de enero" fue mi respuesta, mientras mostraba el certificado que así lo indicaba. Luego de una posterior consulta y al percatar que mi lugar de origen es Salta, en Argentina, la señorita que me atiende se enfurece, porque para ella sostenía no podía ser europeo, porque nací en Salta, y que debería haber sido más honesto con ella. A lo que le respondí que yo en ningún momento le había mentido, mientras le mostraba mi pasaporte español. "--¡Pero esto no puede ser, con pasaporte español y nacido en Salta!", mientras le explicaba que yo no soy culpable que mi padre sea español. Luego de digerirlo y de habérsele pasado el absurdo enojo, me hizo esperar unos cinco minutos, hasta que obtuve mi carta de elector, a la cual tenía derecho, como bien me habían indicado.

La moraleja de toda esta experiencia es que no me debo dejar llevar por lo que me dicen de primera, uno debe indagar en todos lados, y preguntar a medio mundo, buscar la fuente de información, y, según parece, finalmente convencer al que "sabe" que uno tiene la razón. Curioso, nunca me lo hubiera imaginado en el "primer mundo", como le llaman.

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